EN UN MATCH ANODINO CAMBIÓ DE MANOS EL TÍTULO ARGENTINO
DE PESO MEDIANO
3 de setiembre de
1966
Luna Park, Buenos
Aires, CF, Argentina
Título argentino de los medianos, 12 rounds
“Jorge Fernández
(72 kilos 300) perdió por puntos en fallo unánime con Carlos Monzón (71 kilos
500) campeón santafesino de la categoría. Referí el señor Alfonso Araujo y los
señores jurados fallaron así: Giusti: 238 Monzón, 236 Fernández; Stern: 237 y
235 y Eloy González: 237 y 235 respectivamente.
“Muchas veces hemos dicho que para que un
título cambie de mano, es imprescindible que el retador demuestre una neta
superioridad sobre el campeón. Por esa razón —creemos nosotros— estuvo en el
espíritu de los que hicieron la reglamentación sobre la disputa de títulos,
cuando pusieron esa clausulita que, a puntaje igual, debe decretarse la
victoria del titular… Y es lo que debió suceder el sábado porque aún
reconociendo que Fernández estuvo desconocido antes y después de la espectacular
caída del 4º round, Monzón no mostró atributos como para pretender portar una
corona que estuvo siempre en manos de púgiles con mayores méritos si recordamos
los campeones anteriores de la categoría y aún, el mismo Jorge Fernández que,
hasta el sábado portaba tres coronas y que en su récord hay nombres de brillo
mundial.
“Por supuesto que Carlos Monzón subió con
un plan establecido y lo siguió al pie de la letra. Su característico estilo y
su habilidad para la distancia le ha dado buenos triunfos, pero pensamos que
cuando se va en busca de una corona, hay que hacer algo más que lo que hizo el
santafesino en la pelea frente a Fernández. Es indudable que se encontró con un
Fernández unilateral y falto de sincronización en los envíos, pero por eso
mismo, debió poner algo más que piernas y accionar negativo con izquierdas que
solo mantenía a Fernández a distancia y esperando siempre ese contragolpe de
derecha que, en el cuarto round, estuvo a punto de reportarle una victoria
espectacular y que llamó un poco a sosiego a su rival que, pese a esa
contingencia desfavorable, buscó el combate en todo momento, con una cuota
menor de eficacia, si se quiere, pero siendo el único que sobre el ring buscó una definición y espectáculo. Es
cierto que no lo encontró como para que existiera una marcada diferencia en el
puntaje, pero es bien sabido que fue el que buscó un resultado categórico
cuanto que debió ser Monzón el que buscara ese camino como que lo dijo, bien claramente,
ese momento de angustia que vivió Fernández —y todo el estadio— cuando cayó
espectacularmente por 8” —5” con cuenta en el tapiz— y pareció que todo estaba
dicho…
“La pelea resultó de regular para abajo.
El estilo simil —cada uno con las características apuntadas— fue un fiel calco
durante los 12 rounds: Monzón girando, retrocediendo, pasos al costado,
izquierdas en toques unas veces en jabs y otras en directos, todos inefectivos
con excepción de esa apuntada derecha y alguna otra que luego Fernández asimiló
bien y, el campeón, buscando afanosamente acortar distancias —la diferencia de
altura y alcance de brazos jugó gran papel— sin cambiar de táctica y sin buscar
la forma de filtrarse en la media distancia y cuerpo a cuerpo donde el referí
—es justo consignarlo— dejó trabajar muy poco en muchos momentos que no estaban
trabados.
“Así se llegó al final hasta que los
jurados decretaron su fallo y con él, el encumbramiento de un nuevo campeón, un
muchachito joven, de 24 años, con un historial corto y recomendable, pero que
se nos ocurre sin la madurez necesaria como para que pensemos en una figura de
atracción.
“Creemos, que queda perfectamente dicho,
que no estamos de acuerdo con el fallo. Pensamos, que un campeón tiene que
hacer lo que hizo Fernández y no lo que hizo Monzón. Aunque Fernández lo hizo
mal, puso tesón, empeño, decisión y coraje, porque otro púgil que no fuera de
su temple, habría tomado el camino de la prevención y aquello hubiese sido el
acabóse…
“Pensamos que una revancha se impone y de
inmediato, ya sea por el título argentino o el sudamericano al que debe aspirar
ahora el pupilo de Amílcar Brusa.”
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