HAZAÑAS
OLVIDADAS
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A lo largo de la historia de nuestro
boxeo, muchas veces se han dado resultados tan
contundentes a favor de púgiles argentinos, que de sólo
revisarlos con la memoria vuelven a asombrarnos y a
repetir la alegría y satisfacción que en su momento
provocaron en el aficionado local. Y no nos referimos
precisamente a las más nombradas y que tienen por
protagonistas casi siempre a los mismos, como aquellos
que alcanzaron un campeonato mundial; a nuestra
riquísima trayectoria la forjaron gran cantidad de puños
magistrales que a veces ni siquiera pelearon por un
título mayor. Aquí recordaremos algunas de esas
hazañas.
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15 de agosto de 1929, Nueva York, NY,
EU
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El estadounidense Tom Heeney, uno de
los más importantes pesos pesado del mundo en esa época,
había peleado un año antes por el título máximo nada
menos que con Gene Tunney, derecho que se ganó al
vencer, entre varios contrincantes de primer orden, a
Bartley Madden, Bud Gorman, Jim Maloney, Johnny Risko y
Jack Delaney… Contra todos los pronósticos,
impecablemente, se impuso el argentino Victorio Campolo
a Heeney por K.O.T. en el noveno round, cuando el
árbitro suspendió la pelea porque el gigante Heeney
estaba muy castigado e indefenso contra las cuerdas.
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5 de agosto de 1961, Buenos Aires,
CF, Argentina
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El venezolano Vicente Rivas llegó a
Buenos Aires siendo en ese momento considerado uno de
los tres mejores liviano mundiales, y ya tenía casi
asegurada una pelea por el título mayor contra el
estadounidense Joe Brown, su portador. Rivas venía de
vencer a Tommy Tibbs, L. C. Morgan, Orlando Zulueta,
Arthur Persley, Ángel Robinson García, Solomon Boysaw,
empatar con Paul Armstead y ganarle nada menos que al
extraordinario filipino Campeón Mundial Flash Elorde… y
los aficionados fueron a verlo lucirse en el Luna de
Buenos Aires ante el valioso pugilista local Pedro
Benelli. ¿Cómo ganará Rivas, en qué round? ¿Lo aguantará
bien Benelli? se preguntaban los interesados. En una
excelente actuación, Benelli lo dejó K.O. en el cuarto
asalto.
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21 de diciembre de 1968, Ciudad de
México, DF, México
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El extraordinario pegador rosarino Hugo
Rambaldi tuvo el mérito de integrar, así como
anteriormente nos referimos a nuestros welters del '50,
a un momento dorado de los livianos argentinos,
compartiendo con Nicolino Locche, Abel Laudonio, Carlos
Aro y Horacio Saldaño el protagonismo en ese peso en la
década siguiente, actuando todos ellos en nuestro país
pero con repercusión en el más alto nivel internacional,
mientras que, en el exterior, también Vicente Derado y
Valerio Núñez enriquecían nuestro historial con
sobresalientes performances. Hasta tal punto esto fue
así, que todos ellos alcanzaron a ser rankeados entre
los mejores del planeta en esta categoría o en
superpluma y superliviano y, a excepción de Laudonio,
todos, alguna vez, estuvieron primeros en un ranking
mundial. En tanto, otro excepcional pegador, el mexicano
Erubey (Chango) Carmona, se abría paso entre los
internacionalmente más sólidos habiendo superado en su
impecable camino a Lupe Ramírez, Lalo Moreno, Chucho
García y Arturo Lomeli, para luego enhebrar una
seguidilla de victorias por K.O., batiendo, entre los
más destacados, al jamaiquino Percy Hayles y al
mencionado ex gran Campeón Mundial, el norteamericano
Joe Brown (ambos en el 4º round), hasta que en la fecha
indicada se midió con Hugo Rambaldi, quien, con
llamativa suficiencia y facilidad, puso en la lona tres
veces consecutivas a Erubey Carmona y lo venció por
aplastante KOT en la vuelta inicial. Más de tres años
después, el mexicano vencería por K.O. a Mando Ramos,
obteniendo un campeonato mundial, pero siempre le
pesaría en su memoria cómo lo venció el argentino.
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Por cierto, el tema no se agota acá,
este es tan solo un bosquejo de los tantos triunfos de
nuestro boxeo que en su momento fueron resonantes,
conquistas asombrosas. La fórmula es simple: condiciones
naturales, esfuerzo sostenido, preparación
impecable.
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lunes, 14 de abril de 2014
HAZAÑAS OLVIDADAS
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